La banda terrorista ETA. prosigue con su racha del terror. Un nuevo atentado acontecido en la pequeña localidad de Loyola.
La vida de Ignacio Uría termino la tarde del día 3 de diciembre a manos de dos terroristas que tras seguir y comprobar su rutina diaria le asaltaron de camino a su casa cuando se proponía a montar en su coche, propinándole tres disparos en la cabeza y en el pecho. Uno de los amigos del fallecido presencio el atentado a escasos metros y horrorizado procuro reanimar, en vano, la vida de su compañero.
El empresario como muchos otros de los residentes en el País Vasco acabo en el punto de mira de la banda debido a su relación con el proyecto de construcción del Tren de Alta Velocidad (TAV), era copropietario de la empresa Altuna y Uría la cual colaboraba junto con otras seis empresas en su construcción.
Los criminales señalaban que el proyecto era «ajeno a los intereses de Euskal Herria», al tiempo que acusaban a los empresarios vascos de pretender «enterrar en cemento» el proyecto
independentista para garantizar los beneficios «al PNV y a sus acólitos».
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